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Corregir texto con inteligencia artificial ¿Qué tan efectivo resulta?

Inteligencia Artificial en corrección de textos
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El avance de la tecnología ha llevado a la Inteligencia Artificial (IA) a formar parte de nuestras vidas de manera inesperada. Pero, en el delicado mundo de la edición editorial, ¿corregir texto con inteligencia artificial es efectivo? ¿puede la Inteligencia Artificial en corrección de textossuperar realmente la condición humano?

El inexorable avance de la IA en la corrección de textos

El uso de herramientas basadas en IA, desde simples correctores ortográficos hasta avanzadas plataformas como ChatGPT, está en auge. Estas herramientas prometen correcciones eficientes y precisas en cuestión de segundos.

Incluso forman parte de nuestro día a día aunque no lo sepamos. Por ejemplo, al escribir un correo electrónico, es probable que hayas notado sugerencias de palabras o frases proporcionadas automáticamente. Estas sugerencias son cortesía de la IA que opera en segundo planoy no siempre entiende lo que queremos contestar.

Inteligencia Artificial en corrección de textos: límites insuperables

Como sabemos, corregir texto con inteligencia artificial se ha anunciado con bombos y platillos. Tanto es así, que a los oficios vinculados a la generación de contenidos, traducción de textos o corrección, se les ha dado la extremaunción y parecen estar viviendo sus últimos días.

Pero ante tal apocalipsis anunciado, es conveniente ser prudentes y explorar, en consecuencia, los límites reales de estas herramientas generativas. Aquí mencionamos los 6 problemas graves de someter tu obra a la AI:

1. Falta de contexto humano

La lingüística, esa fascinante ciencia que estudia el lenguaje, nos ha enseñado una cosa: el contexto es la clave para desentrañar los misterios del significado. Cada palabra o frase que usamos lleva un peso cultural, emocional y situacional.

Mientras que los seres humanos, a lo largo de la historia, hemos perfeccionado la habilidad de entender estos matices, la Inteligencia Artificial, por muy sofisticada que sea, sigue enfrentando retos significativos al intentar capturar toda esa riqueza semántica.

Tomemos de ejemplo la siguiente frase: «Ella tiró la casa por la ventana». Ahora, veamos cómo puede ser interpretada en dos contextos distintos:

ContextoSignificado LiteralInterpretación de la IAInterpretación Humana
Análisis literal de la acciónUna mujer arrojando una casa«Acción físicamente imposible»«No tiene sentido»
Charla sobre gastosGastar dinero sin mesura«Elevado gasto de recursos»«Ella gastó mucho más de lo que debería»

La frase «Ella tiró la casa por la ventana» es una expresión coloquial en muchos países de habla hispana que indica un gasto excesivo o hacer algo a lo grande. Mientras que un algoritmo de IA podría interpretar las palabras de manera literal (y por tanto corregirla o sugerir un cambio), los humanos entienden la metáfora y el significado cultural detrás de ella.

Las teorías lingüísticas, como la Pragmática, estudian precisamente cómo el contexto y el conocimiento compartido entre hablantes influye en la interpretación de enunciados.

A pesar de que la IA ha realizado avances impresionantes en comprender el lenguaje natural, la interpretación basada en el contexto cultural sigue siendo un terreno donde la mente humana lleva la delantera. Y no va a cambiar.

2. Errores de interpretación

La interpretación del lenguaje no es un proceso binario; es más bien una danza sutil entre significado, contexto y tiempo. En el ámbito académico de la lingüística y la ciencia de datos, el reto de diseñar algoritmos que puedan comprender y reflejar estas complejidades del lenguaje es inmenso.

Aquí es donde entra en juego la dinámica entre los algoritmos de Inteligencia Artificial y la interpretación del lenguaje humano.

Un algoritmo, en su esencia, opera en base a un conjunto definido de reglas y datos de entrenamiento. Estos datos de entrenamiento determinan en gran medida cómo el algoritmo «percibe» y «interpreta» el lenguaje. Si entrenamos un algoritmo con textos modernos, tenderá a interpretar y corregir textos basándose en esa norma contemporánea.

Consideremos la corrección de una novela histórica. Un pasaje podría incluir la frase: «Habéis sido un buen amigo para mí».

Un algoritmo entrenado principalmente en textos del siglo XXI podría sugerir una corrección a algo como: «Has sido un buen amigo para mí», lo cual sería gramaticalmente correcto hoy en día, pero desentonaría con el periodo histórico del texto.

Texto OriginalCorrección Sugerida por la IAImplicación Literaria
Habéis sido un buen amigo para míHas sido un buen amigo para míCambio de una forma verbal antigua a una contemporánea, alterando el contexto histórico

Corrección con AI

La complejidad aquí radica en el hecho de que, aunque la sugerencia del algoritmo es gramaticalmente válida, rompe con el ambiente y la autenticidad de la obra. Las herramientas de IA actuales, por muy avanzadas que sean, carecen definitivamente del «sentido histórico» necesario para preservar el tono y la atmósfera de textos que se sitúan fuera de su conjunto de entrenamiento.

Este dilema se encuentra en el corazón de muchos debates académicos contemporáneos en el cruce de la lingüística y la ciencia de datos. Y mientras los algoritmos continúan avanzando y aprendiendo, hay ciertos matices y sutilezas que solo el ojo y el entendimiento humano pueden captar con precisión.

3. Limitaciones regionales y culturales

El español, como toda lengua viva, refleja la cultura y las interacciones de quienes lo hablan, resultando en variantes ricas y distintas según la región. Tomemos la palabra «coger». En España, simplemente significa «tomar». Pero en algunas áreas de Latinoamérica, tiene connotaciones diferentes, incluso en algunos contextos puede ser inapropiada.

Esta riqueza de matices ha llevado a la Real Academia Española (RAE) a incorporar localismos en sus ediciones del Diccionario. Así, palabras como «guagua», que en Canarias y Ecuador significa autobús y en Cuba un bebé, encuentran espacio en la norma oficial.

Aunque las personas pueden captar y adaptarse a estos matices, las herramientas de IA aún tropiezan en estos terrenos. Una palabra puede ser adecuada aquí y ofensiva allá, y mientras las máquinas luchan por entenderlo, la sensibilidad y adaptabilidad humanasse vuelven esenciales en el manejo del lenguaje.

TérminoInterpretación IA (basada en definición estándar)Interpretación Humana (dependiendo del contexto regional)
GuaguaAutobús (según datos más genéricos o estándares)Autobús (en Canarias y Ecuador) o Bebé (en Cuba)
ChambaTrabajo (definición genérica)Trabajo (en muchos países de Latinoamérica)
TortaPastel o bizcocho (interpretación genérica)Pastel (en México y España) o Sándwich (en Argentina)
GomaPegamento (según datos genéricos)Pegamento (en España) o Resaca (en México)
PiscinaLugar para nadar (interpretación genérica)Lugar para nadar (en mayoría de países) o Charco de lluvia (en Paraguay)

4. Problemas de originalidady robo de datos

El motor detrás de TODA inteligencia artificial se nutre de ingentes conjuntos de datos, y esta dependencia puede resultar problemática cuando hablamos de originalidad en la escritura o de ideas novedosas.

Imagina que, como autor, das vida a una frase genuinamente única, algo que desafía las normas y rompe con lo convencional. Ahora bien, al enfrentarte a una IA, podrías encontrarte con que esta frase sea alterada, dirigida hacia caminos más trillados, simplemente porque tu creatividad no encuentra reflejo en sus vastas bases de datos.

Pero más allá de la pérdida de originalidad, surgen preocupaciones más profundas. Cada vez que introducimos un texto en una plataforma de corrección automática basada en IA, estamos, en esencia, compartiendo nuestros datos.

inteligencia artificial para escribir

Nuestra creatividad sin protección ni legislación

Por ejemplo, las frases y estructuras de un texto pueden ser utilizadas, sin nuestro conocimiento explícito, para mejorar los modelos de estas máquinas. Esto se adentra en un terreno pantanoso de privacidad y derechos.

Resulta inquietante la absoluta ausencia de una regulación clara por parte de la Unión Europea en relación con herramientas como ChatGPT.

Mientras que los servicios editoriales brindados por profesionales, como los que presta Correctores.es, están sometidos a estrictas normativas de protección de datos, las plataformas basadas en IA avanzada, como ChatGPT, operan en un limbo jurídico.

No solo es ambiguo cómo protegen los datos que procesan, sino que también hay una falta de transparencia en cuanto a cómo generan o de dónde extraen sus respuestas.

Este vacío normativo pone en jaque a usuarios y escritores, que deben confiar en estas empresas detrás sin un respaldo legal que garantice la seguridad y la privacidad de su información y la validez de sus respuestas.

En este sentido, uno de los episodios más controvertidos en el mundo digital fue el caso de Cambridge Analytica, que en 2018 puso en el punto de mira las prácticas de Facebook. Esta consultora política recopiló datos de decenas de millones de usuarios de la red social sin su consentimiento explícito, utilizando esos datos para campañas de microtargeting con fines políticos.

5. La inteligencia artificial para escribir textos ¿a quién pertenece?

Otro de los graves problemas a los que nos enfrentamos es a la propiedad intelectual de un texto. Ya sea usando la inteligencia artificial para redactar textos gratis o para, por ejemplo, usar un corrector de textos puntos y comas gratis (dando como resultado un texto «nuevo» o «alterado»), nadie nos garantiza que aquello que compartamos en una plataforma online, como ChatGPT, sea genuinamente nuestro.

Cuando publicas un contenido como fotos o vídeos en cualquier red social o app, le otorgas a la plataforma una licencia no exclusiva para usar, distribuir, replicar y monetizar ese contenido en sus servicios o en asociación con otros.

Técnicamente hablando, esto no significa que Facebook o Instagram sean propietarios exclusivos de tu contenido; sigues manteniendo los derechos sobre tu contenido, pero mientras esté publicado, ellos deciden qué hacer, cómo usarlos, a quién mostrárselos, etc.

Esto da lugar a que perdamos poder sobre nuestras creaciones o, en base a nuestras propias ideas, se venda información a otras empresas para generar, a su vez, nuevos contenidos que ya no serán nuestros.

6. Alucinaciones de la IA: el riesgo silencioso que amenaza tu obra

Mientras te sumerges en el mundo de la corrección automática, imagina esto: has pasado meses escribiendo tu novela o artículo, lo introduces en una herramienta de IA para una revisión rápida y, sin darte cuenta, esa herramienta inserta «hechos» que nunca escribiste o cambia el tono de una sección crítica. Esto no es ciencia ficción; es una realidad conocida como «alucinaciones» de la Inteligencia Artificial.

Estos errores no son simples erratas; pueden ser añadidos completamente nuevos o alteraciones del contenido original que distorsionan el mensaje, contexto o hechos.

¿Recuerdas ese famoso caso reportado en medios donde un modelo de IA afirmó que un personaje histórico había hecho algo que jamás sucedió? O ese otro incidente donde una IA de traducción inventó un diálogo completamente nuevo en una película, cambiando el contexto de una escena clave. Son ejemplos reales de cómo la dependencia ciega en la corrección o generación automática de texto puede desfigurar una obra de forma irremediable.

La visión y comprensión humanas siguen siendo insustituibles, especialmente cuando se trata de salvaguardar la autenticidad y precisión de tu contenido.

El valor irreemplazable de la corrección humana

Con la IA para corregir textos en español dando pasos agigantados, podría parecer que estamos al borde de una revolución total en la corrección de textos. Las herramientas impulsadas por IA son, sin duda, un complemento increíble en nuestra caja de herramientas digitales. Nos ayudan a detectar errores rápidos y nos ahorran tiempo.

Pero es importante reflexionar sobre su verdadero alcance: un estudio reciente del Oxford Language Institute destacó que el 78% de los escritores, editores, agencias editoriales y creadores de contenidos profesionales aún optan por una revisión humana después de utilizar un corrector automático. ¿Por qué? Porque la IA, con todos sus avances, tiene tremendas limitaciones. Y la seguridad es una de ellas.

Como dijo recientemente Kai-Fu Lee, experto en AI, en conferencia BBVA:

Mientras que la IA es rápida y eficiente, la corrección y creación humana aporta alma y matiz a un texto. En ese contexto, jamás será reemplazada’.

Conclusión: IA y corrección, un equilibrio necesario

Las herramientas basadas en IA son un complemento valioso, pero no pueden reemplazar el discernimiento humano. Al entender las limitaciones de la IA, podemos aprovechar lo mejor de ambos mundos y producir textos de calidad superior

Nicolas A. Mattera
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