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El correcto uso del lenguaje inclusivo

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En la era de la comunicación y la información, el lenguaje juega un papel crucial en nuestra sociedad. No solo es un medio para transmitir mensajes, sino que también es una herramienta poderosa que moldea nuestra percepción de la realidad.

En este contexto, surge el desafío del lenguaje inclusivo, una forma de expresión que busca reconocer la diversidad y promover la igualdad a través de las palabras que elegimos.

Pero, ¿a qué se le llama lenguaje inclusivo exactamente? ¿Cómo se integra en los textos corporativos, de investigación o cualquier tipo de contenido de manera efectiva y respetuosa?

Comprendiendo el lenguaje inclusivo

Este tipo de técnica se refiere al uso consciente y voluntario de términos que evitan la discriminación y fomentan la igualdad de género y diversidad. Va más allá de una tendencia, reflejando un cambio socio-cultural profundo y respetando la identidad de todos los individuos en la comunicación.

Consideraciones prácticas para su implementación

  • Adaptabilidad contextual: es vital reconocer que cada entorno comunicativo tiene sus particularidades. Un texto académico, por ejemplo, demanda un enfoque distinto al de una publicación en redes sociales. La clave está en ajustar el lenguaje igualitario de manera que se alinee con las expectativas y la comprensión del público objetivo.
  • Claridad y accesibilidad: la inclusión lingüística no debe ser un sacrificio de la legibilidad. El objetivo es transmitir mensajes de manera clara y directa, garantizando que la inclusividad lingüística enriquezca la comunicación en lugar de entorpecerla. La comprensión por parte de todos los interlocutores es fundamental.
  • Uso de estrategias variadas: no existe una solución única para todos los casos; por lo tanto, es prudente emplear un abanico de técnicas. Esto puede implicar el uso de términos genéricos y colectivos, metonimias, una alternancia equitativa de términos, y el desdoblamiento de género cuando corresponda, siempre cuidando evitar redundancias.

Al incorporar el lenguaje igualitario es esencial hacerlo con consideración y reflexión, asegurándose de que se sume al diálogo y a la participación de manera efectiva y respetuosa. Cada paso que damos en esta dirección contribuye a un entorno comunicativo más equitativo y representativo.


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Ejemplos y técnicas en acción

Al principio, este la utilización de este tipo de técnicas, puede resultar algo confuso. Pero con el tiempo logramos controlarlo y sale de forma casi natural.

  • ¡Fuera estereotipos, hola mundo real! Imagina por un segundo que estás leyendo sobre «los pilotos» y automáticamente piensas en hombres. ¡Pero espera! Las mujeres también están al mando de los aviones, y algunas personas no se ajustan al binario de género. ¿Qué tal si decimos «quien pilotea el avión» o «la tripulación de vuelo»? Así, todos tienen un asiento en nuestro avión verbal, ¡y nadie se queda en tierra por un tecnicismo!
  • Roles laborales: ¡más allá de él y ella! ¿Alguna vez te has topado con términos como «la niñera» o «el jefe»? Claro, suenan comunes, pero ponen a las personas en cajitas según su género. ¿Qué tal si sacudimos las cosas un poco? Hablemos del «personal de cuidado infantil» o de «la dirección». ¡Boom! Ahora estamos reconociendo habilidades y roles, no géneros. ¿No se siente como un soplo de aire fresco?
  • Los títulos de trabajo se ponen neutrales: Aquí es donde las cosas se ponen realmente interesantes. Decir «el road manager» o «la enfermera» puede hacer que alguien se sienta fuera de lugar. Entonces, ¿por qué no mantenerlo genial y colectivo? «Persona encargada de la gira» y «personal de enfermería» mantienen las cosas en sintonía sin perder el ritmo. ¡Todos están invitados a esta fiesta de inclusión!
  • El arte del desdoblamiento (sin exagerar): Ahora, el desdoblamiento es como esa salsa picante que agregas a tu comida: efectiva pero mejor usada con moderación. Decir «el/la especialista» funciona en algunas ocasiones, pero no queremos que nuestro texto suene como si estuviera dando saltos de un lado a otro. Así que lo usamos, sí, pero solo lo suficiente para darle sabor al asunto sin hacer llorar a nuestros ojos.

En pocas palabras, jugar con el lenguaje inclusivo es como preparar una gran fiesta. Queremos que todos se sientan bienvenidos, vistos y valorados, ¡sin importar cómo se identifiquen! No se trata solo de ser correctos; se trata de tejer calor y aceptación en nuestras palabras.

Así que, mientras navegamos por este mar de expresión, recordemos: cada palabra cuenta, y un poco de ritmo y corazón puede hacer que este baile sea hermoso para todos. 🌟

En definitiva, el uso adecuado no sigue una fórmula única, sino que requiere un análisis cuidadoso del contexto y un enfoque flexible. No se trata solo de seguir reglas, sino de entender la importancia de la inclusión y cómo nuestras palabras pueden ayudar a construir una sociedad más justa y equitativa.

El lenguaje inclusivo y la postura de la Real Academia Española (RAE)

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La relación entre el lenguaje inclusivo y la RAE es compleja y evolutiva. Aunque la Academia ha sido tradicionalmente cautelosa, argumentando que el masculino gramatical ya funciona como un término inclusivo en los plurales, reconoce que el lenguaje es dinámico y cambia con sus hablantes.

Si bien no respalda formas que alteren las reglas gramaticales (como «todxs» o «todes»), la RAE estudia continuamente las tendencias lingüísticas y el debate social, buscando un equilibrio entre la tradición y la adaptación a nuevas expresiones.

En este marco, las tareas de los correctores ortográficos profesionales es vital para adaptar los texto al uso del lenguaje igualitario mediante correcciones especificas.

Nicolas A. Mattera
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